sábado, 6 de mayo de 2023

Simpleza

 

La simpleza de un día cualquiera inmortalizada en una foto. 

La simpleza de vivir intensamente aún cuando en la adultez, no lo recuerde.

La simpleza de amar en lo cotidiano y en lo pequeño.

La simpleza de la nostalgia.

La simpleza de tu vida, que se extraña, que se espera... 


(Oscar y Lorena en el parque Lezama, algún simple día del año 1978)

miércoles, 29 de marzo de 2023

De tristezas, despedidas y reencuentros.

 

¿Qué sería de nosotros sin la esperanza del reencuentro? ¿Dónde caerían las lágrimas o los pensamientos de añoranza?

Hermano amado, el cielo hoy debe tener aroma a mandarinas del Tafi y a brisa de La Banda, El sendero hacia los cerros, el color de tu sonrisa despreocupada. ¡Qué “cielo” hermoso ahora con vos!

Te digo que te quiero hermano mío y sé que debo repetirlo (solés distraerte y no escuchar en la primera) te quiero hermano mío.
También te digo que te despido con el dolor que solo el amor de hermanos puede entender, en esa extraña paradoja. Te despido y cada lágrima es un dejavú de otras partidas.

Agradezco tanto que en esas vueltas de la vida hayamos sido hermanos que hayas sido el ser humano que fuiste, hermoso, con el Señor en tu vida, con valores de trabajo y dedicado a tu familia. Que nos dijiste que nos amabas tantas veces llamándonos en diminutivo aún cuando ya éramos adultas: "Lorenita".

¡Cuántos te aman! No hay corazón al que no hayas llegado. Gracias por las hermosas sobrinas y nieto que nos diste, tu herencia de amor, la que se valora, la que importa!

Rodi, nos volveremos a ver, tenemos esa promesa.

9 de mayo de 2021
Dedicado a quienes transitaron el mismo dolor a causa del covid19

domingo, 5 de marzo de 2023

Un recuerdo de Maqui

 

Un recuerdo de Maqui

El corazón me dio un vuelco cuando la vi. Me asustó. Lo primero que me sorprendió fue su prominente cabeza. Sus cejas eran anchas y daban a su mirada cierto aspecto de agresividad. Sus brazos eran deformes, y no dejaba de llorar.

Intenté que no se notara mi pánico. Yo había llegado con la intención de salvar al mundo desde aquella escuela, y ahora Macarena, con tan sólo 12 años, me hacía conocer una realidad mucho más compleja de lo que imaginaba. Ideales de justicia social, de inclusión, de igualdad de oportunidades, expresaron su conflicto en forma de gotas de transpiración que brotaron por todo mi cuerpo.


Las semanas fueron pasando. No sé qué especie de milagro me retuvo en aquel lugar. Macarena ya no me asustaba tanto, al menos sus intentos de querer pegarme y morderme eran menos frecuentes.

El tiempo transcurrió y fuimos conociéndonos más. Y eso permitió también que comenzáramos a amarnos. No se trató de recetas mágicas y tal vez ni siquiera de un don especial. Las cosas cambiaron a medida que pasamos tiempo juntas, escuchándonos y divirtiéndonos en las cosas cotidianas. Cuando Maqui tenía sus crisis de llanto, nos abrazábamos y la angustia parecía pasar más rápidamente. Nuestros cuerpos comenzaron a ser familiares y un mejor medio de comunicación.


Jesús me estaba enseñando a mirarla con sus ojos. Con esa mirada de amor, de valoración y de respeto. Maqui, así la llamé, solía decirme: “Cantale a Maqui Dale alegría a mi corazón”, una canción de Fito Páez que sigue: “es lo único que te pido al menos hoy, y ya verás, las sombras que ayer estuvieron no estarán. Y ya verás que no necesitaremos nada más”. Era su pedido claro e innegable.


El amor ahuyentó el temor que sentí inicialmente. Mis ojos fueron comprendiendo su aspecto, pues su enorme cabeza y sus brazos deformes eran Maqui, mi alumna querida. Sus llantos disminuyeron y pienso que mi amor fue en buena parte su alivio. ¡El señor me permitió ver un bello ser integral para que yo abrace y ella me diera amor. Yo quise salvar su vida en el nombre del Señor y resultamos siendo ambas salvadas por la inclusión que viene del corazón de Dios. Sin que yo lo supiese, desde el comienzo Dios puso a Maqui en mi camino.


Una mañana, cuatro años después, la salud de Maqui desmejoró repentinamente por problemas cardíacos. Falleció tras dos días de internación. Intenté hacerlo pero no pude despedirme de ella. Lo lamento aún hoy. Pero a pesar que el Señor se la llevó con Él, 

en muchos sentidos Maqui sigue conmigo, y es que las relaciones 

de amor nos hacen eternos.

Macarena Carrizo


Unos días atrás soñé con ella corriendo y saltando alrededor mío. 

Maqui reía tanto que provocó que yo también sonriese...

 

Lorena Juárez